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lunes, 25 de junio de 2012

¿QUÉ ES LA CONCIENCIA PARA TI?


Para nuestro siglo XXI, conocido como «el siglo del cerebro», estar alerta, autoconocerse, darse cuenta o tener lucidez, son sinónimos de conciencia. Se asume como opera ésta, pero no se sabe con certeza que la origina ni cuando comienza o termina. Pasan años antes de que el bebé adquiera conciencia de sí y se identifique con un individuo separado de su entorno, gracias a un proceso gradual que va más allá de un aprendizaje familiar, social o religioso. Toda posibilidad de una existencia consciente antes o después de esta vida cae en lo especulativo, así que, ciñéndose estrictamente al concepto de conciencia dentro del lapso de la vida humana, surgen las teorías sobre bases neurológicas: «La conciencia humana nace en la parte posterior del córtex cerebral, por la interacción de sus células nerviosas». Esta definición de la conciencia como una facultad del cerebro, debida a la sinapsis de un grupo identificado entre un billón de neuronas, ya es parte del acervo popular. Sin embargo, considerando que las neuronas no difieren físicamente de una persona a otra ¿acaso todas las personas dotadas de córtex posterior poseen una conciencia similar? Según Francis Crick (Nobel 1962) «la conciencia es una banal fusión de neuronas del cerebro. Tú, tus alegrías y tus penas, tus recuerdos y tus ambiciones, tu sentido de identidad personal y libre albedrío, no son de hecho más que el comportamiento de un gran agregado de células nerviosas y las moléculas que se les asocian». ¿Estás de acuerdo con que este enfoque define tu mejor parte, esa que te hace un ser consciente de ti y del resto del Universo? Yo, no. Para mí no pasa de ser un fisicalismo reduccionista “nobelado”, otro intento simplón del ser humano queriendo definir todo, para bajar su nivel de angustia y miedo ante esa casi infinita parte de la realidad que todavía no conoce ni domina, dentro y fuera de sí mismo. ¿O es que acaso somos únicamente lo que nuestro cuerpo es o produce? Entonces no pulularían los inconscientes con cerebro; no se darían  diferencias tan marcadas en cuanto a pensamientos, conducta y valores, de un individuo a otro; una persona mutilada, con parálisis cerebral o con una prótesis, sólo existiría parcialmente, valiendo menos que una persona-cuerpo “completa”, y ésta perdería esencia al llorar, sudar o defecar, o la ganaría al engordar; las computadoras, robots y similares valdrían más que la inteligencia humana que los hizo, desde un punto de vista utilitario; y los sujetos que actúan sin que su cerebro genere conciencia de preservación de la especie y del planeta, serían inocentes por ser irresponsables de sus actos o por haber sufrido una ablación parcial del córtex a manos de presuntos forjadores de seres sin conciencia. También me resisto a creer que la clonación física pueda llegar a replicar la misma conciencia en dos o más cuerpos idénticos. Y, de darse,  personalmente lo vería como un logro pírrico, así como veo también que la alienación masiva crea seres destructivos y vidas limitadas, por falta de conciencia. Aun sin poder dar respuestas éticas a todo esto, la perspectiva neurobiológica parece haberse convertido en el acercamiento idóneo para aquellas personas que, no admitiendo enfoques religiosos, buscan una explicación científica a las realidades humanas más profundas. En el tema de la conciencia y en muchos otros, se está sustituyendo a la siempre indemostrable y generalmente irracional creencia religiosa por una ingenua fe ciega en la ciencia, de modo que no puede sino confiarse en ésta para que descubra las causas últimas de todo cuanto existe. Pero yo, como buen agnóstico, me niego a convertir a la ciencia en otra religión, basada en la adoración de los frutos del intelecto humano. La historia demuestra que la duda racional siempre es el mejor recurso para evolucionar y alcanzar conocimiento objetivo y verificable acerca del tema que se estudia. Unamuno legitima el valor del dolor existencial de la duda. En cambio la creencia asumida sin cuestionar, sea ciencia o religión, tal vez ahorre dolor y esfuerzo, pero deshonra el don de la inteligencia humana. Por eso apoyo algunas teorías demostradas y útiles para el progreso de la Humanidad, mientras objeto otras impuestas sobre bases de fe ciega, de ignorancia, de prestigio indiscutido o de abuso de poder.  Con ello soy fiel a una tendencia que comparten mentes afines con la mía, libres para dudar, para elegir respuestas o buscar las propias, para compartir su camino con unos y alejarse de otros, dentro del interesante enigma que es la Vida, la cual se enriquece con esas interacciones. Enigma que parece alejarse y acercarse mientras nos esforzamos por descifrarlo, en un movimiento vital que sí genera conciencia.


Si la conciencia es producto de una determinada arquitectura neuronal, la mejora progresiva de nuestro sistema nervioso (no sólo la del cerebro) ha sido posible por la evolución del cuerpo como un todo, que incluye características no físicas (¿de qué sustancia están hechas las ideas o las emociones?). El cerebro, si es lo que produce la conciencia, no  sólo está en el cuerpo, forma parte del cuerpo. ¿Por qué nuestra especie evolucionó más que otras especies animales? ¿Acaso no influyó en nuestro desarrollo cerebral el caminar erguido? Aunque tal postura poco hizo por la gallina desde que era reptil prehistórico, pues sigue mostrando poca inteligencia y aún menos conciencia. Para explicar el por qué ese progreso sí afectó a la especie humana entre otros animales y tuvo que ver con distanciar su cabeza del piso al caminar, Edelman (Nobel 1972) plantea un modelo interactivo entre el cerebro, el entorno y la experiencia, que permite relacionarlos y formar “mapas” dinámicos, modificados por el aprendizaje. Según él, cada individuo se hace su propio mapa del mundo y el cuerpo es una extensión ortopédico-biológica del cerebro, necesaria para que éste pueda manipular el medio. Frente a este enfoque, pienso como dije antes que es todo el cuerpo y no sólo el cerebro el que actúa y se hace consciente en su actividad, sumando los cinco sentidos, la inteligencia asociativa, la memoria, el instinto y otros recursos, en una dinámica vital continua, donde el cerebro es una parte del sistema nervioso, que a su vez es parte de un cuerpo físico, que a su vez es parte de un individuo, que a su vez es parte de una humanidad, que a su vez es parte de un medio ambiente, que a su vez es parte de un planeta, que a su vez… Hay investigadores que definen la conciencia como puro conocimiento traducido en aprendizaje, un proceso neurológico que ya es visible con técnicas de neuroimagen, donde diferentes zonas encefálicas cambian de color en una pantalla digital, en función de lo que hace un sujeto. Este enfoque conciencia-conocimiento-aprendizaje tampoco me satisface por completo, pues no toma en cuenta que los cambios registrables se producen siempre, tanto al conocer algo como al desconocerlo, o al conocerlo de modo erróneo. El cerebro nunca deja de «hacer cosas» y la más profunda ignorancia sobre cualquier cuestión requiere también de sus correspondientes transformaciones neuronales; perseverar en el error supone una ardua labor neuronal, sin que esto signifique que quien actúa de modo repetidamente erróneo esté aprendiendo. Tan consciente se es, por otra parte, de algo real como de una ilusión o de una alucinación, las que asimismo se registran como neuroimágenes. Nuestro cerebro no diferencia entre lo que cree, lo que sabe, lo que percibe y lo que necesita creer (imagina que chupas un limón ácido y producirás más saliva; recuerda una intensa situación pasada y recrearás la emoción que la acompañó cuando la viviste; un líder puede convencer a muchos seguidores con su falsa verdad). De ahí la efectividad de las manipulaciones religiosas, políticas, económicas, sociales y de todo tipo. Otros investigadores diferencian entre conciencia primaria y conciencia superior. La primera sería propia de los animales irracionales, que manejan conciencia de experiencias concretas, fijadas en la memoria instintiva sin sucesión temporal. Por eso es que, no teniendo conciencia del tiempo, viven cual «inmortales», como bien dice Carlos Oliva; mientras la segunda, la conciencia superior, sería específicamente humana, sustentada por su capacidad simbólica (que incluye el lenguaje y la conciencia de sí mismo). Al respecto, Vicente M. Simón afirma que sólo el humano tiene la capacidad de «construir modelos de la realidad que permiten su manejo conceptual sin requerir la presencia de la realidad misma. La posibilidad de trabajar con estos modelos fuera del tiempo real es lo que hace posible escapar a la tiranía del presente, a la que se hallan sometidos aquellos seres que sólo poseen conciencia primaria». Bien por Simón, que valida la libertad de los artistas, escritores, filósofos, creativos e investigadores, tan dados a evadirnos de la realidad para luego volver a ella, entre tantos otros especímenes y escapismos de la fauna humana.


También me identifico con Rodolfo Llinás, cuando dice que el cerebro es la estructura que interactúa con la «información del medio», captándola, almacenándola, transformándola y transmitiéndola en diversas formas, desde acciones hasta emociones. Este autor defiende con Chardin que la conciencia humana  no viene sólo del cerebro, sino del sistema nervioso completo que ha evolucionado. Todo organismo con sistema nervioso tiene conciencia: la respuesta de contracción de una amiba o esponja a una estimulación directa sería ya una forma de conciencia. La conciencia humana, según Llinás, sería más compleja únicamente porque es más complejo su sistema nervioso, y porque cada persona llevaría dentro del suyo la historia entera de la biología del planeta. Este es el mecanismo explicativo de los argumentos que presentan la ira, el temor o la violencia como causados por un supuesto «cerebro reptiliano», cubierto progresivamente por la evolución con una capa “límbica” y después con otra “neocortical”, cuyos aportes conjugan los jungianos en un “inconsciente colectivo” o en una “sabiduría de la raza”. Howard Bloom o Maturana van aún más allá, con su idea de noosfera: esfera de reflexión y de invención consciente, que suma todos los aportes de la materia viva, en defensa de una «conciencia planetaria» o «mente de la Tierra». Sus ideas teñidas de espiritualismo panteísta consideran al planeta como un ser vivo: si vive y respira, ¿por qué no va a tener también conciencia? Claro que esta hipótesis dota de posible conciencia a cuanto astro, galaxia o agujero negro hay, y por transitividad, al universo que conforman y que podría resultar apenas uno de tantos, una pequeña parte de un “conjunto de universos” compuesto por muchos infinitos (asombroso plural)… con lo cual nuestra importancia como amos de la creación, junto con cualquier otra creencia humana egocéntrica, desaparece ante nuestra insignificancia. Volviendo de lo imaginable a lo cercano (gracias de nuevo, Simón), las teorías más recientes buscan la explicación de la conciencia en la mecánica cuántica. Su autor más conocido, Roger Penrose, afirma que no podemos hallar la respuesta al origen de la conciencia en el nivel de las neuronas, porque son muy grandes, son ya objetos explicables mediante la física clásica. Como ésta no resuelve el «problema fuerte» de la neurociencia (cómo pasar de las conexiones neuronales a la experiencia de la conciencia), escruta el interior de la neurona y propone allí una estructura aún desconocida denominada citoesqueleto, con diminutos microtúbulos que determinan la sinapsis y controlan todas las funciones de la célula: «la conciencia sería entonces alguna manifestación de ese estado citoesquelético interno». Yo, que jamás he podido tragar un dogma de fe por aquello de la duda razonada, tampoco  entiendo como elucubraciones o postulados no observables ni medibles como el anterior, sirven de soporte a explicaciones científicas aceptadas, así que dejo pasar éste. A cambio, aunque pocos investigadores lo tomen en cuenta, rescato el aporte de la realidad subjetiva, tal como surge en cada cerebro. Para mí, objetividad y subjetividad coexisten en cada persona y afectan cuanto se le relaciona, incluyendo la conciencia, fundiéndose en una sola percepción cuando la realidad subjetiva supone un conocimiento individual que es aceptable y válido para todos. Así que mi concepto subjetivo de conciencia es amplio, buscando ser objetivo, y la concibe como una expresión energética propia de cada persona, algo que individualiza y distingue a un cuerpo que vive frente, junto, a través o en contra de otros cuerpos, coexistiendo dentro de un ambiente interactivo donde la gran vida humana no es ni más ni menos importante que la pequeña existencia de una bacteria, con lo cual apoyo a Buda, y también al escritor Carlos Oliva cuando dice: “la capacidad de razonar hace consciente al ser humano y la conciencia le coloca en una posición única y exclusiva que ningún congénere podría ocupar”. Sin el valor individual e irrepetible de cada conciencia, daría lo mismo una vida que otra, porque todas serían idénticas en cualquier época y circunstancia, todas producirían el mismo resultado ante un estímulo, y sólo una conciencia estaría leyendo este artículo en este momento, sin importar el cuerpo que la aloja.  Agrego que si un alga tuviese conciencia de ser una piedra, sería piedra, o lo que sea que defina su creencia sobre sí misma, sobre todo si esa conciencia de sí es reforzada por su entorno. ¿Acaso no se endiosan las personas que se consideran más que humanas? ¿O no endiosan a otros, lo que siempre degenera en separación y destrucción? ¿Acaso no eres para ti y hasta para otros aquello que piensas que eres? Cada quien existe y se muestra como su propio sistema de creencias le dice que es. Somos nuestro propio creador, en cada etapa evolutiva. Por ende, también somos únicos como individuos y como responsables de nuestras creaciones, incluida la creación de la felicidad. Y por eso concuerdo con Reinaldo Rodríguez cuando opina que “en el simple hecho de vivir teniendo conocimiento de ello, radica la posibilidad de la felicidad, porque ese despertar al milagro que eres a través de la autoconciencia, es lo único que le da un sentido evidente y auténtico a tu vida”.

Añado que no hay conciencia individual sin conciencia colectiva. Según Maharshi, “la conciencia surge como Yo en Ti y en Todo. El observador es lo observado”. La conciencia se da en el conocimiento compartido con otros, es un «saber con», como la define Ferrater Mora:Saber compartido y moldeado por otros incluso cuando se da dentro de una sola persona, con referencia a los diversos hechos o actos de su vida”. Precisamente, este carácter de la conciencia que se vuelve hacia dentro, hacia uno mismo, es el que nos permite hablar de la voz de la conciencia, pero sólo porque se reflexiona sobre los propios actos en cuanto que se ajustan mejor o peor a modelos genéricos culturales de conducta (conciencia psicológica) o a patrones de normas y valores propios de grupos específicos (conciencia moral). La identidad personal viene del refuerzo social. Pero también lo social nos enfrenta a otros y a nosotros mismos, porque somos integrados y moldeados por grupos diferentes, porque vivimos sometidos a factores y aprendizajes contradictorios, a fuerzas desconocidas, a trayectorias contrapuestas, a roces e imprevistos, a desajustes y conflictos, a todo ese caos incontrolable y entrópico que origina nuestro miedo. «La conciencia se nos define entonces como ese mismo conflicto, cuando en una persona se llegan a hacer presentes y auto-observables los desajustes asociados a diversos grupos y ambientes, de los cuales el individuo forma parte. La conciencia es algo así como una percepción de diferencias y, por tanto, es siempre conciencia práctica u operatoria». Desde ese punto de vista cobra algún sentido el miedo y el consiguiente sufrimiento en este mundo, en tanto originen conciencia, y el que muchos asocien una conciencia elevada con la paz que viene de superar dicho miedo. Del campo de la conciencia temerosa, por el contrario, nacen muchas discrepancias y juicios acerca de lo que se etiqueta como bueno o malo, correcto o incorrecto, surgen mucho dolor, maldad, error e injusticia, mucho enfrentamiento del hombre contra el hombre, buscando simplificar la compleja realidad a su medida humana para entenderla y ajustarla a su conveniencia. El tema da para mucho, pero hasta aquí llegan las investigaciones más actualizadas sobre el concepto y probable origen de la conciencia. Las he resumido, copiando literalmente extractos de distintas fuentes, para que el lector llegue a su propia definición de conciencia sobre la suma de lo leído, de su experiencia, de sus creencias previas y de su personal ensamblaje de todo ello. Yo ya formé la mía, hasta donde la resistencia a descubrir verdaderamente quien o que soy me lo permite, en este momento de mi vida. Y confío que este artículo sea de utilidad para alguien, y motive otras investigaciones y reflexiones, pues fue hecho a conciencia, con esfuerzo y con amor.
                                                                                                  




                                                                                                  

32 comentarios:

  1. Definir qué es la conciencia no es algo fácil pero este artículo comparte conceptos que me parecen válidos y complementarios. En cuanto al concepto personal que tengo quiero decir que la conciencia es nuestro mismo espíritu, es decir, nuestro cerebro es una 'máquina' orgánica que transmite y procesa toda la información que proviene de nuestro espíritu, todo el conocimiento, experiencia y conceptos que asimilamos en esta vida se encuentran almacenados en nuestro espíritu. Por ello mismo no es posible clonar la conciencia de una persona mediante la ciencia, se podrá copiar su parte física, el recipiente temporal, pero la energía que va animar a ese cuerpo va ser un espíritu diferente.

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    1. Gracias por tu aporte, Paul, y bienvenido al blog. Muchas de las teorías que intentan comprender el fenómeno humano definen al hombre como un sistema compuesto por diversas partes o dimensiones que interactúan y se complementan, servidas sobre una mesa de cuatro patas: cuerpo físico, mente, emocionalidad y espíritu. Indudablemente la conciencia es un plato principal en el banquete de la vida, que cada quien saborea y adereza a su gusto tomándolo de esa mesa hecha, como bien dices, de energía. Un cordial saludo!

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  2. Yo diría que la consciencia es lo que nos hace humanos.

    Ser consciente es ser humano.

    Es difícil de expresarme, pero no podría ser humano sin ser consciente de que soy humano.

    Muy buen artículo en todo caso, esta es la una de las esquinas más intelectuales del Internet.

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    1. Me gustó esa frase, Daniel: "No podría ser humano sin ser consciente de ser humano". Si no fuese consciente de serlo, igualmente existiría como humano para los demás, pero ¿de qué valdría, a efectos de mi propia vida? Lo que permite deducir que una vida sin conciencia no es tal vida, al menos, no por completo. Y que, como lo insinúa este artículo, cualquier ser (planta o animal incluso) si se da cuenta que es lo que es, tendría conciencia. Interesante y nutritiva tu reflexión. Gracias!

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  3. Excelente artículo.

    En mi opinión, profundizar en la naturaleza esencial de las "cosas" (siendo el ser humano una más)requiere asumir la realidad energética de este universo en el que vivimos. Es decir, este artículo trata de dar una explicación sobre la morfología de la Consciencia, pero podríamos hacernos esta pregunta también sobre la mente, o sobre las emociones. ¿Sabemos, realmente, qué son? Podemos encontrar TODAS las respuestas buscando exclusivamente en este plano físico (en el cerebro, por ejemplo)?

    Dicho análisis se puede hacer desde una óptica científica convencional (física cuántica, principalmente), o desde una perspectiva menos científica, teniendo en cuenta el punto de vista común de nuestras culturas ancestrales (también conocido como "sabiduría perenne")

    Hace tiempo escribí un artículo al respecto. Creo que podría ser de interés a las personas que lean este articulo:

    http://www.luxvitae.com/20110626825/reflexiones/espiritualidad/de-que-estan-hechas-las-cosas.html

    Un cordial saludo y felicitaciones por el trabajo hecho.

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    1. Así es, Rafael, el planteamiento del tema aquí tratado viene precedido de la misma pregunta y de muchas otras similares y trascendentales, desde que el hombre comenzó a filosofar y a crecer, sobre todo voluntariamente. Como bien dices, se lo ha planteado la ciencia así como la sabiduría ancestral, y sigue sin respuesta. Y, en tanto no la tenga a gusto de todos, seguirá inquietando a las mentes pensantes, aunque esto suene redundante. Leí tu artículo y lo encuentro excelente, así que invito a mis lectores a enriquecerse con él. Seguimos leyéndonos y aportando. Gracias por tu comentario!

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  4. Muchas teorías, muchos acercamientos, muchas pretensiones de saber. Muy pretenciosa la ciencia. Los frutos del intelecto humano, muy engañosos. Eso de llamar al siglo XXI «el siglo del cerebro», simplemente no me parece. Sí me parece una afrenta para nuestro cerebro. Yo creo que todo es más complejo o tal vez más simple de lo que les parece a los científicos.
    ¿Qué significa que el hombre sea consciente? ¿Que su conciencia es diferente a la de un perro? ¿Que su percepción del mundo y de sí mismo es distinta a la de una hormiga? Creo que hay que profundizar.
    Tú dices de la alienación. ¿Qué es, a mi juicio, estar alienado? No ser consciente de lo que eres de verdad. Hay una apariencia de ser hombre y a una realidad de serlo auténticamente. Hay en el hombre una tendencia a querer vivir conforme a lo que es de verdad. Pero hay otra más fuerte que lo lleva a dormir, esto es, a dejarse arrullar por el peso de lo engañoso, del trabajo, de la urgencia, de las imposiciones sociales que lo alienan, de las exigencias del mercado que lo arruinan.
    Para mí ser consciente es ahondar en mí mismo para descubrir lo que soy de verdad. Para tratar de llevar una existencia a lo menos relativamente acorde con aquello que soy. Esta búsqueda de la consciencia es también, a mi juicio, consciencia de la unidad de que soy parte, de la refinada estructura. por cierto que no meramente material, que contribuyo a integrar. Es la intuición de algo superior, sublime, que me da sentido y en que estoy inserto.
    El camino de la ciencia no me convence. Bueno, por algo es que escribo poesía. Valoro y aprecio la vía intuitiva. La vía que Coleridge llamaba de la 'vera imaginatio', que conduce al conocimiento escondido en nuestras honduras inconscientes. C.G. Jung interpreta un poco mi tendencia en esta materia. Un poco.
    Tal vez para el hombre sea más importante la capacidad de hurgar en esas profundidades que la de fabricarse instrumentos para ver los macro y microcosmos puramente materiales.
    Te felicito por tu trabajo. Un saludo afectuoso.

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    1. Apreciado Lino, coincido totalmente contigo en que la alienación fruto de la interacción del ser humano con su entorno, puede (y de hecho lo supone en la mayoría de las vidas humanas)alienarlo, sesgando el sentido que le da a la vida. Así se retarda el progreso real de nuestra especie y se obstaculiza la visión correcta, objetiva y sistémica del hombre sobre su verdadera naturaleza. Todo lo cual es parte de un lastre vital anti-conciencia, pero que indefectiblemente también contribuye a ésta. De ahí el motivo de este artículo. Me alegra saberte despierto y en búsqueda. Un gran abrazo!

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  5. Excelente artículo, justamente estoy leyendo "the end of faith" de Sam Harris, un neurólogo que explica el impacto de las "creencias" en la conducta humana, voy a la mitad, así que no tengo la postura completa sobre el libro, pero de la misma manera que lo planteas tú habla de como la interpretación sobre el mundo que tiene cada persona termina afectando sus acciones. Lo que dice es que los receptores que tiene el cuerpo (ojos, oídos, piel...) debieron ser posteriores evolutivamente a la capacidad para moverse del organismo, de otra manera no le hubiera servido de nada al organismo tener la capacidad de "percibir"; sé que esto no habla exactamente de la conciencia, pero pienso que es útil esta reflexión para hablar del origen de la misma; por otra parte intenta establecer una escala para valorar las acciones "buenas y malas" el piensa que al establecer una escala de moral se puede hacer un estudio científico de lo que significa una mala conducta y la escala que propone es el nivel de sufrimiento (por ejemplo romper una roca o no romperla es una decisión moralmente neutra porque las rocas no tienen la capacidad de sentir dolor), por lo tanto las decisiones que moralmente son superiores son aquellas que minimizan el sufrimiento de cualquier ser en la medida de lo previsible y complementa al decir que aquellos seres que tienen una experiencia más compleja deberían ser prioritarios (de esta manera matar a un ser humano es peor que matar a una hormiga). Sam Harris además establece una excelente analogía donde compara las decisiones morales con la comida dice (estoy parafraseando): "no hay un alimento al que se le pueda considerar el mejor alimento, en todo caso dependerá de las condiciones de vida de cada individuo, sin embargo es fácil identificar los venenos puesto que independientemente de la circunstancia el individuo estará mejor si no ingiere el veneno, de igual manera hay decisiones de las que se puede presidir puesto que no aportan ningún beneficio a la experiencia personal del individuo" creo que a lo que se refiere es que es difícil establecer una manera única de vivir la vida, pero es sencillo identificar aquellas decisiones que definitivamente la empeoran, todo radica en optimizar el bienestar.
    Sigo tu blog desde la cuenta de twitter ExCreyente, continúa con tu excelente trabajo ;)

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    1. Gracias Rafael, valoro mucho tu excelente comentario, que complementa el texto del artículo con las citas que haces de Harris y tu propio aporte. El relativismo implícito en el tema de la moral y de la conciencia viene bien al caso y concluye mejor con lo de "todo radica en optimizar el bienestar". Si esto no fuese una práctica generalmente tan contaminada por el egoísmo, qué gran vida y aprendizaje disfrutaríamos en conjunto en este hermoso planeta!! Sigo tu cuenta con interés y aprecio nuestro contacto.

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  6. La conciencia es la esencia natural de nuestro propio yo cuando aflora en nosotros la humanidad de que estamos dotados. Tal vez socialmente quede revestida de determinados complementos dependiendo de la sociedad, de la época, de los intereses, etc. Pero por encima de todo ello, la conciencia es el punto de partida de nuestro caminar, el reflejo de un sentir. Nada tiene sentido si dejamos al margen de nuestras consideraciones este sutil filtro que nos alecciona a vivir desde la vida; o lo que es lo mismo a vivir desde el respeto de sabernos humanos y querer seguir siendo humanidad.

    Excelente trabajo, digno de ser leído y meditado.

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    1. Así es, la clave está en el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, al tratar la esencia humana y buscar el bien común. Cada vez que encuentro a una persona que piensa como tú, se fortalece mi esperanza en la Humanidad y lo que es capaz de ser y de hacer en positivo. Un cordial saludo!

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  7. Buenos días amigo Gustavo y enhorabuena por tu dificil y valiente trabajo. A mi modesto entender el ser humano en sus actitudes y comportamientos a lo largo de su existencia, es movido por su Conciencia, por su Racionalidad o por su Ego.
    Considerandome un firme defensor de la Conciencia como Juez natural y único del ser humano, te agradezco tu detallado estudio sobre el tema, bajo los diferentes prismas a que haces referencia.
    Voy a aportar mi visión bajo el recuerdo de mi experiencia y después bajo los legados de otra experiencia, un hombre antiguo, pero sin duda con una clara y gran Visión de la Realidad humana.
    Nacemos y poco a poco vamos despertando y utilizando todos nuestros dones y sensores para captar la información de nuestros entornos cercanos y lejanos. Con toda la información recibida vamos creando mapas del entorno que en modo dinámico y progresivo se irán actualizando para mostrarnos la Realidad que nos envuelve y que nos muestra nuestra posición en ella. Día a día vamos sintiendo Conciencia, viviendo enriquecedoras experiencias en nuestro ser y admitiendo la importancia de nuestro hacer en dichos entornos.
    Si se nos permite ser, iremos asumiendo mayor protagonismos, sintiendonos útiles, realizando tareas, asumiendo compromisos, viviendo experiencias que nos fortaleceran e incrementarán nuestro bagaje de recursos e inteligencias y de como utilizarlos para aportar soluciones. Que importante y satisfactorio aquel que asume la Responsabilidad de gestionar con valor su propia existencia. (Recuerdos de niñez)

    "En la medida que seamos coherentes con los principios correctos, dentro de nuestra naturaleza, se desencadenarán dones divinos que nos perfeccionarán" (Anónimo).

    Si contemplas a un hombre impertérrito ante los peligros, intacto a la acción de los apetitos, feliz ante las adversidades, sereno ante la tempestad, que mira a los hombres desde una mayor elevación ¿No te sentiras admirado por ello? No dirás: ¿Ese don es demasiado grande para caber dentro de ese cuerpo? Un poder celeste mueve ese alma mesurada, que cruza por entre las cosas teniendolas por inferiores, y que sonríe ante lo que, todos nosotros tememos y/o deseamos.
    Hacia ahí han de ir tus afanes y deseos, a estar contento contigo mismo y con los bienes que nacen de ti mismo. ¿Que felicidad más al alcance que ésta?. Me preguntas cuál es el verdadero bien y de dónde deriva? Te lo diré: de la buena Conciencia, de las rectas intenciones, de las buenas acciones, del menosprecio de las cosas del azar, del aire plácido y lleno de seguridad del ser que pisa siempre el mismo camino. (Séneca).

    Hablas al pricipio del tu escrito del Siglo del Cerebro, yo coincido contigo, las adversas condiciones económicas mundiales, inevitablemente nos devolverán a la humildad y los humanos tendremos que aprender a auto-gestionarnos teniendo presente lo siguente: Si somos capaces de subordinar el cuerpo al espíritu, es decir de subordinar nuestros apetitos y pasiones a nuestra Conciencia, seremos dueños de nosotros mismos. Recordar siempre que el cuerpo es un buen sirviente, pero un mal amo.
    Gracias por el honor de poder aportar mi opinión a este tema tan vital que hoy nos sometes a criterio.
    Un fuerte abrazo y conservaros buenos.

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    1. Gracias Jose, por hacer un retrato cabal de una vida bien vivida, como sé que es la tuya. Tu comentario añade palabras claves al tema, relacionando la conciencia con factores como compromiso, responsabilidad, coherencia, subordinación del cuerpo a otras dimensiones menos esclavizadas por el placer físico. Gracias por el honor y el beneficio que nos haces al aportar parte de tu riqueza vital a este blog y a sus seguidores.

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  8. Algunas ideas sobre lo leído:

    La conciencia no es lo que muestra un escáner (ello sólo es la reacción a un estado de conciencia y no puede explicarla; las neurociencias no llegan tan lejos, aún); aquella se crea según el Sentido Común del grupo en el que uno se desarrolle.

    El ego domina la conciencia colectiva actual y por tanto, al individuo temeroso, que se jacta de ser normal por hacer lo común.

    La conciencia humana -distinta a la animal debido al pensamiento… si no pensásemos sólo seríamos… y alcanzaríamos nuestra real evolución- está tan torcida por el miedo que ya no permite concebir la inmortalidad; así, la de esta civilización está destruida, por eso vemos tanta violencia… la humanidad no se entiende a sí misma, no le queda sino apelar a Thánatos.

    La conciencia colectiva de la Unidad está perdida (todos somos uno, el mismo ser expresado en infinitos seres, aunque parezca contradictorio) y por ello la conciencia busca ser rescatada aunque la humanidad no sabe por dónde empezar porque está aturdida en sí misma, en la materialidad creada por el ego como en la vanidad, soberbia-control y otros inventos egóicos.

    Cuando entendemos que lo que llamamos "corazón - corazonada" es la intuición, entenderemos que la voz interior, conciencia pepe grillo y demás nombres, somos nosotros mismos en un estado puro que surge para cuidarnos a nosotros mismos.

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    1. Encuentro muy atinadas tus reflexiones, Víctor. Resumen mucho de lo que define y limita a la humanidad, y cada una lleva a reflexionar, lo que necesariamente crea conciencia. Es innegable que nuestra especie adora a Thanatos y se deja adormecer por Hypnos, su hermano. De ahí que suene tanto lo de "despertar conciencias" como parte de la labor salvadora del hombre por el hombre. Y tú eres sin duda uno de esos esforzados combatientes de la inercia humana, que busca desenmascarar falsas creencias e hipocresías generalizadas y desmontar la labor del ego. Tarea en la que te acompaño, con gusto y sincero aprecio. Sigamos trabajando en pro de la Conciencia Colectiva.

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  9. Lo leí y quedé dos días pensando... La verdad es que, también como buena agnóstica, dudo de todo y principalmente de Dios y la vida después de la vida. Sin embargo, me quedo ahí, en duda, no en afirmación ni negación, simplemente duda. Y esa "herramienta" es la que me lleva, a veces, a estar un paso más allá, pero a la vez me aísla. La duda me parece la postura más sensata y razonable de quien admite que después de todo lo vivido, todo lo estudiado y todo lo (hipotéticamente) aprendido sencillamente sabe que no sabe nada. ¿Es eso consciencia? Creo que no estamos ni cerca de entender lo que es eso ni pretendamos. Un artículo muy bien trabajado y difundible entre los que tenemos apetito por el tema.

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    1. Gracias querida amiga por tomarte el interés de meditar sobre esta lectura, difundirla entre los estudiantes de tu universidad, dejar constancia del indiscutible beneficio de la duda ante temas trascendentales que siguen superando la capacidad del intelecto. Confesar que no sabemos es, para mí, sinónimo de sabiduría y de grandeza personal. También en esto coincido plenamente contigo. Un abrazo de un sincero agnóstico a otra.

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  10. No sé lo que es la conciencia. La observo como quizá el mayor misterio de la vida. Tengo dos aproximaciones: 1) Como función de la mente humana, cuyo contenido son los pensamientos (Krishnamurti). Desde este punto de vista está relacionada con nuestra capacidad de pensar y reflexionar a través del ficcticio yo o ego. Allí la ciencia ha aportado y seguirá aportando interesantes avances.2)La conciencia que queda cuando los pensamientos cesan, comunmente llamada conciencia pura. Un misterio completo porque sin pensamientos se puede experimentar pero nunca razonar. Es útil recordar que la ciencia trabaja con el cómo, como funciona o actúa la conciencia, pero no es su campo interrogarse por el ¿Qué es la conciencia? A mi me basta usarla como herramienta o sustrato del pensar, y también sé que, de alguna manera sigue allí, cuando los pensamientos no están al menos conscientemente. Es una experiencia que afirmo haberla tenido pero no sé explicarla. Creo que es útil saber que seguiremos avanzando en saber como opera pero no creo que podamos saber por completo qué es, para qué existe. También cre conveniente saber que el ego nunca estará tranquilo con el misterio, y de allí la tendencia a identificarnos con posibles explicaciones científicas, si no cometemos ese error a mi me interesan las especulaciones científicas. No creo que la conciencia tenga que ver con algo externo, es producto de nuestra evolución y lo más importate es que usando la conciencia podemos vivir a través del pensamiento, pero también trascenderlos, y entonces la conciencia es lo que es, sin porqué, al igual que todo lo existente. Si estamos abietos y alertan ante el misterio de la conciencia puede que veamos más allá de las apariencias, sin apegarnos a las elucubraciones de la mente.

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    1. Gracias Reinaldo, me gusta mucho este comentario tuyo por varias razones: porque diferencia la conciencia en tanto sale de una mente con o sin pensamientos, rescata el legado de Krishnamurti, puntualiza los límites de los cuestionamientos racionales y alerta respecto al peligro del ego, todo lo cual suma en positivo a favor de que alguna vez se devele el misterio de lo que realmente es la conciencia. Aprovecho para agradecerte también por tus excelentes libros y por tu amistad.

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  11. Querido amigo, muy interesante tu artículo. Te paseaste por todos los ángulos que componen ese elemento que llamamos conciencia: Has citado filósofos, escritores, científicos y pensadores; y a has realizado tu propia interpretación, cuyo excelente análisis comparto plenamente. Es poco lo que pudiera agregar, pero solo aportaría lo siguiente: para mi la conciencia es simplemente “darse cuenta”, pero dentro de este concepto hay dos vertientes: darse cuento de lo que soy (o de lo que somos) y darse cuenta de lo que hago o lo que pasa (conmigo, alrededor o en mi entorno). Haciendo foco en el primer aspecto (darse cuenta de lo que soy, o tener conciencia de lo que somos) lo asocio con inteligencia. Es decir, somos concientes de que somos seres humanos (esto en el caso de personas con plenas facultades mentales). Desconozco si esta capacidad sea exclusiva de nosotros los humanos ¿Tendrá un lobo conciencia de que es un animal carnívoro?, ¿Tendrá conciencia una ameba de que es un protozoo? Si bien un animal tiene cierto grado de inteligencia desconozco si sabe lo que es. No así puede tener conciencia de lo que sucede alrededor, cuando por ejemplo un perro siente la amenaza al ser atacado, o se da cuenta de que llegó el momento de la comida cuando su amo se la está preparando, etc. Si la conciencia, como bien la defines, es una “expresión energética propia de cada persona” entonces debe ser producida por algo, más allá la intrínseca red de neuronas y conexiones que componen nuestro cerebro, y ese "algo" es lo que ningún ser humano con su limitada capacidad de entendimiento puede definir.
    Gracias por hacernos reflexionar sobre este apasionante tema.
    Un fuerte abrazo!
    Rafael Baralt
    @rbaralt

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    1. Así es Rafael, como comienza diciendo el artículo, muchos asocian como tú el fenómeno de ser conscientes con el "darse cuenta". Y me alegra hayas captado mi aproximación al concepto de Conciencia como algo que se escapa de la mera interacción neuronal y del actual entendimiento humano. Un abrazo!

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  12. la conciencia es algo que se adquiere desde niños y es cuando aprendemos si esta bien o mal nuestros actos, es lo que nos frena o nos acelera mentalmente cuando vamos hacer algo
    que hacemos instintivamente a veces la gente que comete actos criminales son gente que actua inconscientemente o tiene algo que le pide matar o robar o cuando no comete los delitos es la conciencia que le frena porque sabe que esta mal

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    1. Es válido Martina que asocies el tema de la conciencia con el factor moral implícito en las acciones y decisiones humanas, y que según las que tomen durante su vida, consideres a las personas más o menos dotadas de conciencia. Concuerdo contigo en que ésta es en gran medida un producto de los aprendizajes y experiencias infantiles. Por eso cada vez más se elaboran códigos deontológicos, que trazan para los niños de ayer caminos hacia el bien común, en las distintas profesiones y escenarios que recorre el ser humano. Un cálido saludo.

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  13. Una vez más, pones sobre la "mesa" un tema tan complejo como amplio y del que caben tantas visiones como personas se asomen a él. Yo no sabría dar una opinión global sobre qué es la conciencia y, me temo, sólo puedo hablar del tema contestando a la pregunta con que lo introduces. Que qué es la conciencia para mí... Un pensamiento que empecé a sentir (porque en la conciencia, me parece, hay tanto de sentimiento como de razón; es más, me atrevo a decir que son el sufrimiento y el placer quienes articulan el esqueleto sobre el que la razón ensamblará el resto del cuerpo)... Pero sigo, que empecé a sentir cuando era pequeño y comencé a darme cuenta de que yo siempre estaba detrás de la misma mirada, que nunca era otro ni veía las cosas a través de otros ojos y, al mismo tiempo, fui descubriendo que mi mirada era algo completamente infranqueable para los demás y que tras ella, como una puerta blindada y sellada con una contraseña intransferible e inconfesable, iban quedando emociones sublimes o mezquinas, ideas buenas y malas, sentimientos positivos y negativos, complejos y soberbias y que todo eso que era unicamente mío y que tan sólo yo podía gestionar era lo que me configuraba como persona, como personalidad, como individualidad. Luego la conciencia fue también poner todo eso que iba atesorando al servicio de mi comprensión del mundo y de los demás y entonces fui comprendiendo que esa personalidad e individualidad eran tan únicas como las de los demás y que conciencia no era sólo conocerme sino también saber cómo era conocido por los demás porque mi mundo, como el de cada persona, a menudo tiene que moverse en órbitas que no son exclusivas, compartidas. Conciencia era el juicio que hacía de mí mismo al juzgar a otros, aunque la sentencia tardase años en llegar.
    La conciencia también es memoria, me parece, es la forma que adopta todo lo que nos sirvió, de un modo u otro, en el pasado para seguir vigente, lo que no caduca, lo que nos impregnó y que se convierte en referente que nos ayuda a afrontar cada día que sumamos a nuestra existencia.
    En cuanto a la conciencia desde una óptica moral, ¿qué se puede decir?, creo que depende del sufrimiento y de la falta o carencia de amor con que se ha formado el que sea más o menos sensible hacia los demás, pero ya no hablamos de conciencia sino de sensibilidad y es que, al final, sigo pensando que tiene más que ver con el sentimiento que con la razón, aunque bien mirado, no es el sentimiento la conclusión de unas premisas cuya lógica está en la razón de cada uno?
    Un abrazo

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    1. Querido Carlos, he disfrutado cada línea de tu comentario, como me pasa siempre que leo algo tuyo. Por eso te cito un par de veces en este artículo, porque desde que te conozco te veo como una persona marcadadamente consciente de la vida, y de todo lo que la razón y el sentimiento aportan a la observación, al análisis, comprensión y aprendizaje de la misma. En particular da para mucho tu frase: "Conciencia era el juicio que hacía de mí mismo al juzgar a otros, aunque la sentencia tardase años en llegar". Invita a reflexionar e inevitablemente a enriquecerse con dicha reflexión sobre uno mismo y nuestros juicios acerca de las personas, incluyendo la propia. Un cariñoso abrazo!

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  14. Para mí la conciencia es la ley moral escrita en el corazón del hombre, para alumbrarle el camino que lleva al bien absolutio que es Dios. Se ejerce a través del discernimiento espiritual, donde trabaja el Espíritu de Dios. Esta es la posición teológica que yo acepto, porque la fe que por definición es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve nos define cualquier incertidumbre. Dios es la ciencia, es la sabiduría, es la inteligencia y es el creador de todo lo que existe, el alejamiento de El, que algunos llaman la "conciencia universal" es quien produce en el hombre que le busca, y mantiene una relación con El a través de su Palabra escrita, bajo la dirección del Espíritu de Dios, es quien infunde la gracia, el talento, el don que destaca en muchos grandes hombres gracia inmerecida que muchos ignoran conjuntamente con la fuente que la genera, ensoberbeciéndose y haciéndose acreedores a la humillación que al final le sobrevendrá porque todo don perfecto y sabiduría viene de Dios. El cuerpo humano con todos sus mecanismos de expresión y funcionamiento es creación de Dios y por eso nadie ha logrado ni logrará una obra igual. Está compuesto de cuerpo, alma y espíritu en interacción perfecta, por ello trasciende la materia y tiene conciencia de ello más allá de la vida material.

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    1. Gracias, Leonardo. Siempre resulta atractiva la asociación del término Conciencia con otros como Ley Moral, Discernimiento, Bien Común y Dios. Y es así porque estos temas inevitablemente se tocan en su dimensión trascendente, más allá de lo físico-humano, que sí puede explicarse satisfactoriamente para muchos desde lo científico. Yo, como agnóstico, no puedo relacionar la conciencia del hombre con la de Dios, sin ver el estado del mundo y preguntarme inmediatamente si la divinidad tiene conciencia, lo que por definición "debería ser" si ella existe y se sabe divinidad creadora. Sin embargo, habida cuenta de lo históricamente inútil y hasta contraproducente que ha probado ser el querer definir lo divino, prefiero atenerme a lo humano, más próximo a mí realidad, a mis capacidades e intereses, y cotejar mis puntos de vista con los de otros, para bien de todos. Gracias por haber sumado el tuyo en esta ocasión.

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  15. Filosofía...Teología... Muy Bien. El tema de la conciencia es amplio. Lo desarrollas Bien. Sin embargo, son subjetivas las opiniones. Cada quien la define a su manera, aun sabiendo que se habla de lo mismo. Buen Artículo. Felicidades!

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    1. Así es Hag, se trata de un tema amplio y que sólo admite aproximaciones subjetivas, más no por ello menos valiosas, así sea por el gran placer de la dialéctica y de la interacción personal y virtual. Bienvenido al blog!

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  16. Me parece que las definiciones sobre la conciencia aqui dichas son variadas, además como alguien dijo "cada quien la define de acuerdo a sus experiencias". Pienso que el ser humano siempre ha tenido la necesidad de identificarse con algo más grande, con algo diferente a lo que es. Es constante necesidad conduce a la busqueda. Pero, ¿como puedo encontrar eso que es desconocido a partir de lo conocido? ¿Como encontrar a alguien a quien no conosco? Porque una mente llena de miedos, una mente condicionada, que emprenda esta busqueda tan sólo encontrara una proyección de sus propios deseos. Porque eso que llamo conciencia, esta condicionada, por la tradición, por el dogma, religión, etc. Por tanto no tengo libertad, no la poseo en absoluto. Una busqueda de este tipo requiere total libertad, una apertura total ¿no lo creen? Y la libertad para la busqueda para investigar significa el conocimiento de uno mismo, la comprensión. Y la comprensión viene con el vaciado de nuestra mente. Vaciarla de todo el condiconamiento, que es pasado. Sólo entonces tendremos la libertad para ver, antes tan sólo encontraremos la proyección de nuestros deseos al final del camino. Por tanto, debo mirar no através de lo que se ha dicho, sino descubrirlo por mi mismo. Pues en el momento de aceptar teorías sobre Dios, la conciencia, el ser, etc en ese momento dejo de observar. Veo a través de una creencia. Y lo que observo no es lo real. Lo que observo está condicionado por la creencia.
    De este modo, te invito a comprender la estructura de la que estas formado, a observarlo sin elección. No categotizes, no formes juicios. Sólo observa sin separación. Pura y mera observación, sin observador pues lo observado y el observador son lo mismo. No crees separación.

    @zandoh

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    1. Apreciado Zandoh, bienvenida tu participación. Me hizo recordar ávidas y lejanas lecturas, como las que hice de los textos de Krishnamurti y de Un Curso de Milagros, entre otras fuentes que postulan tu punto de vista. Yo coincido con esas fuentes y contigo en que no se puede partir de lo conocido para llegar a lo desconocido, porque con ello solamente podrá fabricarse una extensión de lo anteriormente sabido, algo que será más de lo mismo, un añadido en nada distinto al sistema de creencias previo. Y también encuentro fundamentalmente necesario el unir al observador interno con el buscador interno, para poder tener un atisbo de eso que llamamos conciencia. Gracias por este aporte tuyo, ya que yo también soy contrario a la separación mientras navego las aguas de la Vida, que, como toda agua, carece de agujeros, aunque se los inventemos buscando captar su contínua infinitud con nuestra limitada capacidad humana.

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